Resumen
El trasplante puede llevar asociado importantes deterioros en el funcionamiento biopsicosocial. Para conocer la calidad de vida de los enfermos un año después del trasplante, se comparó a 58 trasplantados con tres grupos diferentes de enfermos (pacientes con EPOC estabilizados y descompensados, y enfermos quirúrgicos de cáncer de pulmón). Se les evaluó con el EORTC QLQ-C30 (calidad de vida) y el HAD (ansiedad y depresión). Las dimensiones de calidad de vida con diferencias intergrupales eran las de funcionamiento físico, del rol, emocional y cognitivo, la escala global de salud, y algunos síntomas (fatiga, disnea, insomnio y pérdida de apetito). Aparecían diferencias en depresión, pero no en ansiedad. En general, los trasplantados y los enfermos quirúrgicos tendían a mostrar mayores niveles de calidad de vida y mejor estado afectivo que los enfermos respiratorios crónicos. En el análisis discriminante los trasplantados eran el grupo mejor delimitado. Concluimos que el enfermo, un año después del trasplante, muestra una calidad de vida similar a la de un enfermo hospitalizado asintomático, algo mejor a la de un enfermo crónico en un momento de estabilidad clínica y mucho mejor que la de un enfermo crónico grave.