Resumen
El arquetipo de la vampiresa surge como reacción a la posición de las mujeres en la sociedad victoriana. Frente a la mujer pasiva aparece la vampiresa, activa y dominante. Desde entonces, este personaje se ha empleado como medio para redefinir y reimaginar la imagen de la mujer en la literatura y denunciar las expectativas de género. El presente trabajo tiene por objeto el estudio del arquetipo de la vampiresa en la literatura, cómo dicho arquetipo se origina y cómo ha evolucionado y se ha representado con el tiempo. Para ello, se han observado los parámetros establecidos por Le Fanu en Carmilla – tomada como obra primigenia – y se ha realizado un análisis comparativo desde una perspectiva feminista para advertir cómo estos se manifiestan en dos obras de la segunda mitad del siglo XX: La Condesa Sangrienta (1966) de Alejandra Pizarnik y “La dama de la casa del amor” (1979) de Angela Carter.

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