Resume
En la explicación del origen de bable han prevalecido las hipótesis onomatopéyicas, tanto si se ha partido de la voz natural babl como de los adverbios latinos balbe y barbare; en particular del último, que proporciona una solución similar a romanice (> romance) o vasconice (> vascuence). Cualquiera de las tres soluciones allana las dificultades fonéticas, pero no así las de contenido. Aquí sostenemos, como ya apuntó Munthe, que el étimo de bable es fabla (“habla”). Si, por una parte, este evolucionó fonéticamente a fala en asturiano, como en gallego-portugués, por otra, su consonante inicial pasó a b- por reduplicación silábica. B-able surge, pues, de un cambio morfológico característico de la lengua familiar y análogo al del hipocorístico inglés B-ob a partir de R-ob(ert). La nueva configuración de la palabra ha facilitado su reinterpretación onomatopéyica.