Resumen
En estas páginas se expone el papel clave que para la irrupción del barroco exaltado madrileño en Asturias tuvieron los retablos colaterales de la catedral de Oviedo, diseñados por Diego de Villanueva y construidos por los escultores locales Toribio de Nava y Manuel de Pedrero entre 1739 y 1741, el taller del propio Nava y la producción de José Bernardo de la Meana, ambos formados en Madrid con Juan de Villanueva durante el tercio central del siglo XVIII.
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