Resumen
De su función como patio vertebrador de espacios, el claustro adoptó con el paso de los siglos un claro uso funerario. Mientras que en los monasterios su utilización como cementerio convivió con otras, en instituciones como catedrales, iglesias colegiales y parroquias, los claustros funerarios actuaron como auténticos campos santos que, desde el siglo XIII, llegaron a formular un tipo arquitéctonico propio. En el modelo de claustro cementarial del que es ejemplo la catedral de Burgos se supo aunar una funcionalidad clara como la de necrópolis de prestigio, con una arquitectura claramente definida e integrada en dicho uso funerario. De su éxito dan muestra ejemplos tardíos que pueden rastrearse hasta el siglo XVI.
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